#Tere - 87 años
Ejemplo de lucha y persistencia
Tere nació en la provincia de Córdoba en 1930, donde vivió hasta los 16 años.
Desde joven debió afrontar muchas pérdidas, pero su fortaleza la acompañó. A los 8 años de edad, nació una hermana que diez años más tarde, falleció. Tere tenía mucha responsabilidad sobre ella, y su muerte, la afectó mucho. A los pocos años, falleció su papá. Cuando terminó la secundaria eligió estudiar abogacia pero dejó la carrera a los pocos años, cuando se casó con el padre de sus tres sus hijos y se dedicó de lleno a su familia. Años mas tarde, su marido la apoyó para retomar la universidad y estudiar Kinesiología. Tere tenía 40 años.
Combinando el rol de madre, esposa y estudiante, Tere pasó años difíciles, entre peleas y desencuentros con su marido, la relación se desgastó hasta el punto que él se marchó de un momento al otro, abandonando a Tere y sus hijos. Una situación que la dejó muy dolida y deprimida.
Pero no hubo tiempo para el dolor. A los pocos meses, en abril de 1975, Edgardo, el hijo mayor de Tere fue encarcelado en Santa Fé. Tenía 18 años, cursaba el segundo año de medicina y militaba en el Partido Obrero. Era visible, cómo la Sociedad Argentina comenzaba una etapa de persecución social, política e ideológica en la Argentina.Una noche anterior a que lo apresaron, fueron a su casa a buscarlo. Pero esa noche no estaba. Apenas se fue la policía, sus hermanos buscaron y juntaron todo tipo de revistas del partido y otras agrupaciones a las que Edgardo seguía y quemaron todo. Incluidas sus libretas y agendas. Al día siguiente, allanaron la casa. A los tres días, llegó el telegrama que anunciaba su encarcelación. Decía: visita en Coronda, Santa Fé, el domingo a las 8am.
Y así comenzó la rutina de viajar cada n de semana, durante tres años. Salíamos con mi hija Silvia de 13 años, tomabamos un colectivo hasta Rosario en la noche del sábado, de allí otro micro interno hasta Coronda donde llegábamos a las 5 de la mañana. En cuanto llegábamos a la cárcel, nos uníamos junto a otras decenas de familias que hacíamos la la para ingresar. Podíamos verlo, llevarle comida y quedarnos un rato con él. A la tarde, emprendíamos el camino de regreso a Buenos Aires, donde una nueva semana de angustia nos separaba.
En ese entonces, algunos presos políticos tenían posibilidades de visita. Pero un año más tarde, en marzo de 1976, se produjo el
Golpe cívico militar, comenzando un período trágico en la historia Argentina. Durante seis meses estuvieron incomunicados con Edgardo. Todos los días, Tere llamaba a la departamental de Rosario para tener noticias y hacer acto de presencia. Era un ritual. Tere tenía miedo de que lo trasladaran, porque se sabía que si te trasladaban, signi caba la muerte.
A la angustia por la situación de Edgardo, se le sumaba el trabajo de todos los dias para que no les faltase nada a sus otros dos hijos, Silvia y Daniel, ya que el padre no aportaba dinero para su sostén. Tere, le puso garra, le puso amor.
Meses más tarde, comenzaron a llegar algunas noticias. Cartas que venían abiertas y con varios renglones tachados, porque si había algo que no querían que se supiera, ellos lo tapaban.
Dos años más tarde, supimos que lo iban a liberar. En diciembre, salían publicadas las amnistías o a quienes dejaban salir con extradición. Cuando vimos que Edgardo estaba entre ellos, Tere comenzó la gestión en la Sojnut para sacarlo del país. Al principio estuvo en Israel y después se fue a Francia.
Cuando lo trasladaron a Buenos Aires, estuvo preso una semana en coordinación federal y de ahí, lo llevaron en auto directo a Ezeiza. Tere sólo pudo verlo un par de horas en una habitación cerrada en el aeropuerto. Edgardo estuvo preso, hasta último momento. Después Tere pudo viajar a visitarlo y él después volver en 1984, con la vuelta de la democracia.Pero decidió radicarse en Francia donde recomenzó su historia.
En uno de los peores momentos de su vida, deprimida por el abandono de su marido, Tere sacó fuerzas para sostener a su hijo Edgardo, y éste pudiera sobrevivir a la incertidumbre, la incomunicación y el temor. Qué hubiera sido de él, sin el amor, el cuidado y la perseverancia de su madre. Dicen que los actos de amor salvan vidas. Y eso es lo que Tere hizo.